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martes, 14 de enero de 2020

Verso XXXV

Y en esta telaraña, a la que llamamos vida, me quedé pegado un sin fin de veces.
Como una mosca, perdía el vuelo, quedaba atrapado y sacudía mis alas desesperadamente para no ser devorado.
Me la pasé huyendo de las malditas arañas... hambrientas de sueños, mofándose de la desesperación.
Y cuando estuve a punto de perder la vida, logré desprenderme del enrriedo, pudiendo contar, lo que todos algún día iban a olvidar, y lo que otros, no tuvieron la suerte de contar.
Pero sabía que la muerte anda a mi asecho... Sabía que no me quedaba mucho tiempo. Y creyendo que no era tarde para cambiar. Me arriesgué una última vez. Después de todo, ya faltaba poco para mi ciclo de 24hs. Toda mi vida fue una prueba de balística, a prueba y error. Hice la catarsis final, superando al autoboicot, y tomé por única vez, el control de mis riendas, precipitándome en la vieja telaraña, hacia la muerte. Y dije: "Me iré, pero no dañaran a nadie más... ¡Y en el intento, a una malparida me voy a llevar!".
Cerré los ojos... dejándome caer, con una sonrisa eterna y la mejor satisfacción dentro de mi corazón.