Aquel amor que alguna vez sentí por ti, yace en lo más ondo de mi ser, torturándome, recordándote.
¡Y ya es un echo. De mi corazón no te puedo arrancar!
Los recuerdos vienen a vicitar a mi mente, desforestando sin piedad todo mi presente, para decorar con hermosas primaveras, aquellos instantes donde tú estabas presente.
Aún te recuerdo como el conquistador que sostuvo mi mundo con sus manos, haciendo trapecismo sobre el hilo del destino.
¡Ojala no se hubiese roto en pedazos! Mientras te caías con mi vida entre tus brazos.
Una vieja foto tuya me destruye, y me vuelve polvo esparciéndose por el viento.
Y hacia los confines de lo más importante de mi vida, me dirijo volando desesperado.
Sólo aquel horizonte me detiene en el tiempo, y junto a ti, permanezco congelado. En medio del atardecer que debora mis angustias, sentados sobre el puente donde fluye el rio, cuyas aguas sanan mis más profundas heridas. "Y al verte mirar hacia el horizonte fue como un flechazo en el corazón. Sentí que te querría para siempre".
Fue ahí cuando Cupido nos enlazó, y a mi me condenó a la perdición.
Porque en todos los lugares siempre estás tú. Porque mi mayor consuelo eres tú.
Eres la respuesta a todos mis sufrimientos y la mayor razón para estar sufriendo. Que contradicción tan certera, y que certeza más injusta.
Y entre lágrimas, despierto de mi fantasía diurna, sosteniendo tu foto sobre mis manos. Cada lágrima pesa más que la anterior, y en cada una de ellas, un momento nostálgico, vivido junto a ti, se quiebra en pedazos.
Aún recuerdo aquella primer mirada que nos unió: "Y es una mirada que jamás olvidaré". Una mirada tan poderoza como la aleación de metales, que se funden para ser uno solo, con el fuego ardiente .
Aún siento el sabor de tus labios sobre los mios, en aquel instante sobre el puente. Un instante que duró por un minuto de eternidad, besándonos con ardor y apasionadamente. Un beso de dos locos enamorados que ya no tienen nada que perder si se tienen mutuamente.
Y mientras contemplo aquella fotografía, tu vos me susurra al oido con ternura y compación: "Ten, por si no me vuelves a ver, para que jamás te olvides de mi".
Y has clavado en el clavo, porque no te puedo sacar de mi y no me puedo olvidar de ti. Te has echo parte de mi alma, y carne de mi cuerpo. Te has apoderado de mi mente, y has hipnotizado a mi corazón.
He caído ciegamente en la trampa del amor, dónde lo más hermoso que puede sentirse, se paga solo con dolor.
"Eres la persona que no se encuentra dos veces en la vida". La frace que me encadenó al amor más puro y genuino, pero que a su vez me condenó a sufrir las artimañas del destino.
Nuestro amor fue más que algo material, pues trascendió a volverse los versos dichos por la vida. Y la poesía misma versaba nuestra dicha, nuestra mera compañia y nuestra manera de amar. Besos que jugaban carreras por nuestros cuerpos por aquí y por allá, abrazos que estaban destinados a hacernos levitar. Cantabamos como pájaros alegres y bailávamos como el viento. Reíamos y jugábamos a amarnos cada vez más.
Y lo material nos venció al final, y acompañada de la distancia, nos avasayó sin piedad. Fuimos obligados, por primera vez, a llorar con tristeza. Fuimos empujados a odiar a la vida con impotencia, con crueldad.
Pensábamos que lucharíamos hasta el final por lo que queríamos, pensábamos que lo lograríamos de verdad. Y fue un día especial cuando la cuerda se cortó en dos, y fuimos jalados para distintos lados. Quise tomar tu mano, y tu quisiste alcanzarme, pero ya era demaciado tarde.
Desde entonces recuerdo sus últimas palabras, junto a sus lágrimas, que estropearon a mi alma con la maldita verdad: "Ojala Dios nos quiera juntos amor mio", y no puedo dejar de pedirle al cielo y al destino, que en lo que me queda de esta vida, o en la próxima, vuelvan a juntar a estos dos amantes que no se pueden olvidar jamás, que nunca se dejarán de amar. Que en la próxima vida nos amemos lócamente, sin principio, sin final.
No es mañana cuando deberías estar haciéndolo. ¡Apresúrate antes de que raye el alba! Después será el momento en que, todo ser humano, deberá sentirse realizado por completo.
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lunes, 15 de enero de 2018
Sin principio, sin final
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