Fue con tanto sacrificio, que a la cima me costó llegar, que mi vida deshilachada, fue el resultado del precio inhumano que tuve que pagar.
Y cuando por fín creí poder descansar a mi alma perturbada, al confesarle que, le cambiaría los tiempos de guerras por unas migajas de paz, fue sólo un instante el que me costó aterrizar.
Y venía en caída libre, mirando por su espejo, el reflejo de mis conquistas, que iban desapareciendo en degradés.
Y el impacto fue inminente, que al dolor no lo pude engañar, dejando que el golpe rompiera los huesos de mi ser, para que no me pudiese parar otra vez.
No es mañana cuando deberías estar haciéndolo. ¡Apresúrate antes de que raye el alba! Después será el momento en que, todo ser humano, deberá sentirse realizado por completo.
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domingo, 18 de marzo de 2018
Verso V
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