No me digas que sabes querer, si haces del amor, como si fuera un certamen de belleza.
Las apariencias engañan, y al igual que los sentimientos, no se los puede conservar en formol. Todo cambia... hasta el reflejo que te deba el espejo, que tanto idolatrabas.
Te engañabas! Mirabas a la seda que vestía la bestia, ¡pero quien bestia nace, bestia acaba!
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