Seguidores

domingo, 9 de enero de 2022

Hasta pronto

A veces, aunque sabes que no es un hasta siempre, si no que un, nos vemos luego... Es tan difícil decir adiós.
Años tras años, en esta misma fase nostálgica.
Y nunca me acostumbré del todo a tener que dejar todo atrás.
Familia, amigos, mascotas, casa. Una parte de mí que jamás se borrará, aunque yo no esté presente mañana.
No lo tomo como tortura. Tal vez alguna vez sentía culpa o arrepentimiento. Pero hoy, ya no estoy dispuesto a sentirme mal por algo que todavía no cometí. Por algo que no pasó ni se si pasará.
Años, siendo fiel a mis propias convicciones. Y en estos momentos, es cuando mi mente más divaga, y se imagina cosas que no debería pensar jamás. Siempre tan compañero de una mente tan preocupada, perdida en fantasías, temores y memorias, que no estaba dispuesto a olvidar. Tantas cosas que me hacian mal, sin darme cuenta del daño que yo mismo me hacía, al divagar sin límites, pero sin poder ponerle un alto... Un stop, a vivencias ficticias, nunca contadas. Porque nunca fueron vividas.
Y hoy que me voy de nuevo, si lloro no es por tristeza ni por dolor, ni rencor, angustia o impotencia. Más bien, es porque sé que dejo algo tan valioso, y por un buen tiempo no volveré a este hermoso hogar, dónde encontraré cobijo hasta el último de mis días. 
Aún no resolví todo en mi vida. A penas, descubrí la verdad sobre mí propia miseria. Y tengo un largo camino para sanar, de lo que yo mismo me hice en lo que llevo andando. Está vez no me volveré a lastimar. Está vez, sean ustedes los que se quedan en paz con sus consciencias, porque la mía está preparada para un nuevo viaje. Y estaré dispuesto a lograrlo, porque así lo deseo, para mí propio bien, por primera vez. Y no por demostrarle algo al mundo ni a nadie. Más que sentirme vivo y felíz con lo poco o mucho que tenga, con quienes me aprecian de verdad por lo que soy. Y me gratifica saber que busco la mejor versión de mí, no para que se sientan orgullosos de eso. Si no, porque los quiero ver felices más que a nada en el mundo, así como lo estoy descubriendo ahora mismo yo. No olviden jamás que los amo con todo mi ser, y no hay nada que no haría por ustedes. 
Y con este, "Hasta pronto" les deseo lo mejor. Y estaré esperando a la próxima ocasión, para voverlos a ver.

lunes, 3 de enero de 2022

Sin retorno

Cuando más intentas sanar y rectificar tu vida, más te van a tratar de lastimar. Aún, cuando buscabas la paz mental, cuando estabas dispuesto a perdonar.
No sentir odio hacía uno mismo es muy difícil de curar, y más aún, reconocer que lo hacías, pero que lo ocultabas sin darte cuenta, odiando a los demás.
No sentirse amado por uno mismo... querido... valorado. A tal punto de querer demostrar a toda costa, algo que no es verdad. Y terminar desgarrando el corazón de tu alma gemela, los de tu sangre misma o el una gran amistad.
Para luego seguir autoflagelandote, porque sabes que no puedes cambiar... que no consigues hacerlo, y que no serás capaz.
¡Porque estamos convencidos, que el problema no es uno mismo, si no que todos los demás!
Si nos apuñalan los de afuera, es porque ya nos autoapuñalamos una infinidad de veces, para saber cómo acoplar todas las demás. ¡Las que duelen con razón!
¡Pero no hay dolor tan fuerte, como el sentirse culpable!
Desear cambiar y eso, y saber que el tiempo ya no vuelve atrás. Miedo a sentir la impotencia en carne vida de nuevo, mientras te vuelves a envenenar una vez más... Volver a fracasar... Volverla a cagar. Porque la herida aún no sana. 
Te has equivocado de nuevo o llegaste muy tarde a comprenderlo. Y ya es tarde para perdonar o pedir perdón. Y la culpa te carcomerá con mayor  voracidad.
Tus demonios se escaparán de las jaulas, alojadas en el abismo helado de tu ser (en alma, mente y cuerpo)  para autodestruirte o hacer que destruyas a alguien más.
Y te arrepentirás. A la larga lo entenderás. O tal vez no. 
Y sea en ese preciso instante, en que te vuelvas la persona, que juraste jamás ser. Entonces, ya no habrá retorno alguno.