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domingo, 13 de diciembre de 2015

Historia de una gran mujerer

Esta es la historia de una pequeña joven. Una criatura indefensa, y con una larga vida por delante. Una jovencita con una delicada mente obligada a pensar como una adulta responsable.
Mientras otros niños jugaban a la pelota o a las muñecas, ella jugaba a cuidar de sus hermanos. Y cuanta grandeza que yacía en su interior. Pues no tuvo tiempo de temerle a la oscuridad, ni de dormir con la luz de su cuarto encendida.
Ahora su mayor temor, es la deuda que sus padres no pueden pagar.
¡Hasta donde llega la miseria del ser humano, qué en medio de la pobreza, prefiere ser más miserable!
Unos padres tan ciegos, que no tenían otra cosa más importante, más que irse a dormir con unas copas de más. Antes que poner el pan sobre la mesa para que sus hijos puedan comer, el alcohol les daba más felicidad. Y la pobre infeliz, feliz a su propia manera, fue creciendo para entender cuales eran los verdaderos valores que debían importar.
Todos los días pensaba en como ayudar a sus hermanos, y en como salir adelante.
Y un día, una vez más, se dirigió a la tienda habitual, en busca de aquel vicio que carcomía a sus padres lentamente.
En la puerta de aquella tienda ella se pregunto: "¿ESTOY HACIENDO LO CORRECTO?". Y en medio de la presencia del vendedor, sin dudarlo, se determinó a comprar, con un billete y un par de monedas, unos trozos de pan.
Una excelente niña, que al volver a su casa, recibió la paliza de su vida, por darle de comer a sus propios hermanos.
Una persona correcta, que ante una vida que la menospreció, jamás se rindió, y luchó hasta el final para ganar.
Hoy en día, es una mujer grande, y una gran mujer. UNA MUJER CON TODAS LAS LETRAS.
Y siendo una buena madre, sólo se dedica a darle lo mejor a sus hijos, tratando de enseñarles valores auténticos. Tratando de salir adelante, a pesar de las infinitas dificultades, y no reproduciendo los mismos errores que cometieron con ella y sus hermanos.

En este mismo momento

En este mismo momento te estoy queriendo. Y me empeñé en volverme tu presente más feliz, que cure las heridas del pasado, que alguna vez te mataron.

martes, 15 de septiembre de 2015

Adonde quieras que vayas, amor mio

Ayer te vi pasar junto a mí, y volví a sonreír.
No supe como reaccionar, pues tu mirar me dejó congelado junto al tiempo.
Quise huir, pero sin "querer queriendo", caí enceguecido.
Es que hay algo en tu caminar, que va dejando un destello consecutivo, que no puedo evitar de observar. 

Desestabilizas mi universo, y no tienes ni idea de que existo. Pues soy un pobre iluso que, cada vez va cayendo más hondo, en las artimañas del corazón.

Mi cuerpo rompe el dualismo con la mente, y no me deja pensar con claridad.
Me lleno de endorfinas que erizan mi piel, de dopaminas que me llenan de placer.
Es que, hay algo en tu sonrisa, que no me deja parar de fantasear.
Me siento perdido en tu belleza, y me atrevo a contemplarte. A soñar con las inmensas ganas que tengo de besarte.

Tus labios son el legado que los Dioses trajeron al mundo, para codiciarlos con desesperación.
Me estoy odiando infinitamente, pues no puedo volver en mí.
Anhelo estar cerca de tu cuerpo, arder en el mismísimo infierno.
Pero una horrenda sensación, me grita a los cuatro vientos, que estoy cometiendo un inmenso error.
Aún, sabiendo que el dolor sería inevitable, quise ser voluntario de mi propia decepción.
Quiero amarte como una fiera, y dejarte bien en claro, cuan loco me tienes.
Decirte al oído, las veces que le imploré al destino, poder compartir contigo, un rincón en el mismo lecho que yo.
Te abrazaría sin dejarte una posibilidad de escape, te robaría el aire que respiras,
y daría mi vida para devolverte todo lo que puedas haberme dado.
Si supieras que yo realmente puedo hacerte feliz. Si supieras que jamás te haría llorar.
Te amaría hasta el fin de los tiempos, y llegaría más allá, para alcanzar tus sueños.
Llegaría hasta el "País de Nunca Jamás" por tan sólo tener una posibilidad junto a tí.
Y aún, sintiendo todo esto, guardo mis emociones en una cárcel de cristal que nunca podrás notar.
Tú, simplemente, caminarás junto a mí una vez más, y dejarás ese perfecto destello.
Yo simplemente seré una aguja en un pajar, donde no me podrás encontrar.
Tú sonríes, y yo me muero... Tú respiras y yo me muero... Tú te desapareces y yo me muero.
Pero a donde quiera que vayas tú, estará mi corazón aguardandote. Estaré esperando el milagro con nostalgia, de algún día poder ser testigo de un inmenso amor.
¡Adonde quieras que vayas estaré esperando por tí, amor mio!

viernes, 21 de agosto de 2015

Hipócritas

Mientras pierdo el tiempo, quejándome de como se pasa el tiempo, intento ser paciente, al querer calmar mi sed de impaciencia que no logro cesar.
Me he vuelvo a prometer una vez más que no voy a volver a fallar, que no me va a ir mal de nuevo, aún sabiendo que ayer me prometí no volverme a prometer nunca nada más.
Camino por la vereda de la ciudad, imaginando que toda una hermosa fantasía es cierta, y la contemplo como si fuese verdad. 
Lo mismo ocurre cuando voy viajando en el micro. Todas mis locuras se vuelven realidad, con tan solo dejar volar mi imaginación.
Ahora...¿Con qué cara yo aconsejo a los demás que dejen de fantasear?
Hipócritas ¡Cuantos hay! 
Pienso que son unos miserables. Pero más miserable me siento yo, al tratar a otros como hipócritas sin pensar.
Innumerables de veces dije que nada me podía afectar, que nada me podía frenar.
Y son mas las veces en las que he llorado, y las veces que intenté escapar de esta realidad.
Hipócritas... Hipócritas como yo, que se quejan de la corrupción, como si quejándome pudiese conseguir la paz mundial o encontrar la cura para algún mal.
Me siento a leer tonterías en las redes sociales, y así se pasa el tiempo... la vida. Se vuelve la droga más mortífera, con efectos colaterales, que trascienden a horas de vicio.
¿Y aún me atrevo a preguntar como no puedo lograr un avance mejor en la Facultad?
Aveces pienso que necesito de alguien que se quede sentado a mi lado, a escuchar todos mis silencios que no logro desatar, todas mis angustias que no logro quitar, y todas las cargas que no me puedo sacarme de encima.
Creo que la música puede comprenderme más de lo que yo mismo me comprendo.
Si estoy molesto, me vuelvo más odioso. Si estoy triste, más depresivo me siento. Si estoy feliz, más eufórico. Y si estoy solo.... Bueno, no puedo explicar que tan desolado se siente eso.
Hablarle a la almohada y responderse uno mismo, en medio de la quietud total. Autocriterio y a su vez, egoísmo radical.
Es ahí cuando me doy cuenta que no hay más psicóloga como ella misma, que anestesie un gran dolor, que te salve la vida. 
Aveces, ni yo mismo me entiendo, y pretendo ser un ejemplo a seguir, como si no tuviese fallas, como si no tuviese palos que me traven.
Quiero traer soluciones a todo el mundo, cuando estoy metido en un inmenso laberinto del que no logro salir.
Me considero buena persona, cuando no puedo dejar una lastimadura atrás.
¿Acaso una buena persona puede considerarse como tal si el rencor de vez en cuando la viene a visitar? 
Por otra parte, autocoronarse como tal cosa no es más que mentir descaradamente, una hipocrecia más.
Digo con orgullo que mi única compañía es la soledad, cuando en realidad, he llorado por no soportarla más.
Hipócritas... Como los odio.
¿Será que me odio a mí mismo, o que tengo miedo de no salir nunca más de esa cárcel mental?
Pero lo peor de todo, es aquello que sé que no está bien, y no hago nada para cambiarlo.
Saber que todo tiene un tiempo, y no saber valorarlo en el preciso momento.
Saber que la espera te enloquece, y aún seguir esperando desesperado.
Saber que está mal callarse cuando algo es injusto, y no actuar.
Saber que Dios es amor, y abrir los ojos para encontrarse con tanta maldad.
Saber que tú estas mejor que otros, y quejarte cuando esos mismos, no tienen ninguna oportunidad,
Saber que el dinero te hace codicioso, y aún querer más.
Hay tanto por lo que no tendría que hablar, pero un simple papel, siempre es claro y verdadero. Y no hay mentira tan grande que en el se pueda plasmar.

lunes, 17 de agosto de 2015

En el momento que vi su sonrisa

Y en el momento en que vi su sonrisa, una infinitud de instantes, que se camuflaban detrás de la más silenciosa angustia, se convirtieron en la felicidad más grande de mi vida.