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viernes, 21 de agosto de 2015

Hipócritas

Mientras pierdo el tiempo, quejándome de como se pasa el tiempo, intento ser paciente, al querer calmar mi sed de impaciencia que no logro cesar.
Me he vuelvo a prometer una vez más que no voy a volver a fallar, que no me va a ir mal de nuevo, aún sabiendo que ayer me prometí no volverme a prometer nunca nada más.
Camino por la vereda de la ciudad, imaginando que toda una hermosa fantasía es cierta, y la contemplo como si fuese verdad. 
Lo mismo ocurre cuando voy viajando en el micro. Todas mis locuras se vuelven realidad, con tan solo dejar volar mi imaginación.
Ahora...¿Con qué cara yo aconsejo a los demás que dejen de fantasear?
Hipócritas ¡Cuantos hay! 
Pienso que son unos miserables. Pero más miserable me siento yo, al tratar a otros como hipócritas sin pensar.
Innumerables de veces dije que nada me podía afectar, que nada me podía frenar.
Y son mas las veces en las que he llorado, y las veces que intenté escapar de esta realidad.
Hipócritas... Hipócritas como yo, que se quejan de la corrupción, como si quejándome pudiese conseguir la paz mundial o encontrar la cura para algún mal.
Me siento a leer tonterías en las redes sociales, y así se pasa el tiempo... la vida. Se vuelve la droga más mortífera, con efectos colaterales, que trascienden a horas de vicio.
¿Y aún me atrevo a preguntar como no puedo lograr un avance mejor en la Facultad?
Aveces pienso que necesito de alguien que se quede sentado a mi lado, a escuchar todos mis silencios que no logro desatar, todas mis angustias que no logro quitar, y todas las cargas que no me puedo sacarme de encima.
Creo que la música puede comprenderme más de lo que yo mismo me comprendo.
Si estoy molesto, me vuelvo más odioso. Si estoy triste, más depresivo me siento. Si estoy feliz, más eufórico. Y si estoy solo.... Bueno, no puedo explicar que tan desolado se siente eso.
Hablarle a la almohada y responderse uno mismo, en medio de la quietud total. Autocriterio y a su vez, egoísmo radical.
Es ahí cuando me doy cuenta que no hay más psicóloga como ella misma, que anestesie un gran dolor, que te salve la vida. 
Aveces, ni yo mismo me entiendo, y pretendo ser un ejemplo a seguir, como si no tuviese fallas, como si no tuviese palos que me traven.
Quiero traer soluciones a todo el mundo, cuando estoy metido en un inmenso laberinto del que no logro salir.
Me considero buena persona, cuando no puedo dejar una lastimadura atrás.
¿Acaso una buena persona puede considerarse como tal si el rencor de vez en cuando la viene a visitar? 
Por otra parte, autocoronarse como tal cosa no es más que mentir descaradamente, una hipocrecia más.
Digo con orgullo que mi única compañía es la soledad, cuando en realidad, he llorado por no soportarla más.
Hipócritas... Como los odio.
¿Será que me odio a mí mismo, o que tengo miedo de no salir nunca más de esa cárcel mental?
Pero lo peor de todo, es aquello que sé que no está bien, y no hago nada para cambiarlo.
Saber que todo tiene un tiempo, y no saber valorarlo en el preciso momento.
Saber que la espera te enloquece, y aún seguir esperando desesperado.
Saber que está mal callarse cuando algo es injusto, y no actuar.
Saber que Dios es amor, y abrir los ojos para encontrarse con tanta maldad.
Saber que tú estas mejor que otros, y quejarte cuando esos mismos, no tienen ninguna oportunidad,
Saber que el dinero te hace codicioso, y aún querer más.
Hay tanto por lo que no tendría que hablar, pero un simple papel, siempre es claro y verdadero. Y no hay mentira tan grande que en el se pueda plasmar.

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