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sábado, 25 de febrero de 2017

Poesía para el Militante

¿Sientes eso?
Es el amor incondicional que le tienen a todo un Pueblo. La razón por el que, el sentir más humano, recorre cada unas de sus venas y de sus arterias. El motivo de hacer fluir, por todo el cuerpo, esa energía infinita "de nunca parar", "de nunca dejar de luchar".
¿Puedes verlo?
¿Puedes ver el sudor derramado por aquellos gladiadores que no se atreven a bajar la mirada ni tornar sus pasos hacia atrás?
Es la sangre derramada de aquellos semidioses, que lo dan todo día a día, para traer a nuestras vidas aquello que en verdad no nos hace mal.
Es el último aliento hambriento de humildad que no quiere cezar, porque sabe que todavía le queda mucho por alcanzar, porque entiende que todavía no es el momento de descarzar, sabiendo que aún persiste la lucha que nos intenta unificar.
¿Porque no se detienen?
Porque buscan la manera de encontrar la paz que los demonios intentan despiedadamente deborar sin piedad, con la impunidad total que la mismísima injusticia ha de coranar. 

Porque, hasta que su amado Pueblo no sea libre de toda opresión, que sólo trae miseria y discordia entre hermanos, aquellos guerreros no se atreverán a poner un punto final. 

¿Qué crees que necesitan si nada ni nadie los puede parar?
¡Te necesitan a ti! Y necesitan que confíes en ellos, en la genuina verdad.
A los cuatro vientos, les escucharás cantar con pasión que la esperanza, cada día, ha de volver a nacer con la más hermosa locura, repleta de ese deseo eterno de querer conquistar cada uno de los sueños. Ese mismo que permite cada día acercarse, alcanzar y cruzar el borde de lo imposible.

jueves, 9 de febrero de 2017

Verso XIII

Quise darte mi vida... 

La sostenía entre mis brazos, para entregártela como voto de amor verdadero, pero la perdí en el instante en que la música llegó a mis oidos. Enloquecí y la puse como ofrenda sin cuestionarmelo. 

Entonces me di cuenta, de que mi amor por ti nunca fue sincero. Que mi corazón siempre le perteneció a ella, y que lo nuestro no tendría ningún tipo de consuelo.

sábado, 4 de febrero de 2017

Quizás

Quizás me entiendas cuando tu alma se funda con el sufrimiento de la luna, que observa desde lo alto de la creación, y sin poder hacer nada. Alojada en los aposentos del paraíso, para contemplar eternamente la crueldad del infierno.
Quizás me comprendas mejor, cuando oigas los murmullos del sufrimiento, que vienen a visitarme por las noches, cuando me encuentro sólo en mi habitación.
O quizás, cuando tu libre albedrío, haga simbiosis con la decisión del necio, que no quiere ver la verdad, por temor a cargar con la culpa y no poderla sobrellevar.
Quizás ahí, tal vez cuando la maltad te carcoma por dentro, y te devore el alma. Cuando te gobiernen los parásitos de lo inhumano, y te enseñen a repartir la discordia entre hermanos. Dividiendo y rotulando todo, en fronteras, en acentos, en creencias, y hasta en colores.

Quizás ahí entiendas porque llora el sauce, cuando siente el maltrato hacia su propia especie, sin importar que tan profundas sean las raíces de sus semejantes, a la hora del filo de la muerte.