Mírame, mírame por última vez.
En tu mirada se encuentra mi inspiración.
Y muero, por qué me devores con tus luceros. ¡Me arrodilló ante tu resplandor!
Tal vez, entre nosotros, quepa un planeta entero, y que la distancia sea nuestro mayor problema.
Pero nuestras almas siempre fueron aventureras, y nuestros corazones, se amaron entre fronteras.
Porque tu amor me conquistó a la legua.
Porque tú amor, clavó en mí, su bandera.
Me amaste como nunca nadie lo hizo,
Que hiciste que palpara, la felicidad verdadera.
Y soñé con caminar contigo, cruzando desiertos, mares y praderas.
Caminamos tan lejos, dejando huellas por donde quiera.
Caminamos por nuestros labios, caminamos por nuestros cuerpos, ardiendo como si fuéramos fieras. Destrozando nuestras camas en nuestra fogosa odisea.
Y pensar que la soledad, fue mi eterna compañera, y la dueña de mis tristezas.
Y pensar que la soledad, te enloqueció, negándote mi total existencia.
Fuimos prisioneros de sus brazos,
cuando permanecíamos atrapados, en las paredes de nuestros cuartos.
Pero te pensé cuando te soñé, y te soñé cuando te miré por primera vez.
Me soñaste cuando me miraste, y me pensaste sin querer.
Y pensamos, y pensamos...
Pensamos en atrevernos a más.
Fuimos grandes pensadores, que trascendieron, aún más allá.
Y fuiste mi musa, la melodía más hermosa, de la canción que endulzó a mi corazón.
Y me cantabas con pasión, al sincronizar las notas musicales de tu alma, con la sinfonía de tu voz.
Hasta que por fin nos vimos, rompiendo con los límites de nuestra imaginación.
Nos abrazamos como astros lejanos, que colisionaban con desesperación.
Nos tocamos como si no tuviesemos manos, nos despedazamos hasta quedar sin brazos.
Y fué tan fuerte nuestra unión, que aquel planeta que nos separaba, que aquella soledad que nos negaba, desaparecieron de nuestras vidas, para permitir que nos amáramos.
Como pensábamos, como soñábamos.
Como nos susurraba aquella canción.
Para tocarnos sin filtros, para amarnos sin condición.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario