No sirve de mucho mentirse cínicamente, para encajar en un sitio al que no pertenecemos.
¿Para que estar acompañado de alguien si sabés muy bien que no es lo que desea esa persona?
¿No sería una tortura estar en frente de ella, sabiendo que la querés mucho, pero que dicha no te corresponderá?
A solas, se puede sufrir de muchas maneras, pero en la soledad, también podés crecer de semejante manera, si tan sólo lográs observar con claridad, la otra cara de la desolación... De tus propios miedos... De tus angustias y tus demonios internos... Bien adentro.
Así como recurrimos al autoboicot, también podemos apostar a la autoreflexión, encaminarnos hacía la sanidad mental, considerar perdonarnos a nosotros mismos y a los demás, y que logremos convencernos de que nunca es tarde para volver a empezar.
Es creer en nuestras fortalezas y afrontar nuestras debilidades... cuestión de fuerza de voluntad... Es quererse a uno mismo, aunque en ese momento no veamos nada de luz, y creamos que no merezcamos nada más.
El alma puede estar echa añicos, pero son tan altas las estadísticas, cómo para declarar algo que no sabemos si en verdad va a pasar. Más vale apostarlo todo, cuando crees que todo está perdido, al fin y al cabo ¿Que más se puede perder?
¡Nunca hay que dejar de intentar!
Somos responsables de nuestras desiciones, y si te hundís, que no sea por lo que piensen los demás de vos ... ¡Y si te hundís por tu propia cuenta, ya sabés que es tu elección!
Pero también podés tener en cuenta estar mejor. No por que te lo diga yo, te lo digan otros o te lo creas, que es más peligroso. ¡Si no porque merecemos estar mejor, y vos también merecés estar mejor!
Nadie debería sentirse sólo, cuando queda tanto camino para recorrer... Que el trayecto no sea tan doloroso, si sabés que podés elegir intentar ponerle fin.
Y que alcances la auténtica plenitud, estando con o sin compañía, porque nadie más que vos mismo, decide que tan feliz podés ser.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario