¡No es que esté jugando contigo!
Soy un mar de emociones contradictorias, chocando entre sí, queriendo ocupar el mismo lugar.
No puedo prometerte las estrellas, cuando ni siquiera sé cómo bajarlas. Cuando no sé cuánto estoy dispuesto a sacrificar.
Estuve atado por mucho tiempo, a los demonios de mi pasado, asclavo a ideas equivocadas de las que me convencí. Las que me martizaron con tanta crueldad. Que hoy por hoy dudo de todo... Hasta de lo que siento.
Y lo siento, si pongo en tela de juicio, mis propias inseguridades. Pero no estoy dispuesto a dejar que siga pasando el tiempo, viviendo de la manera en la que la hice.
No me pidas tiempo, porque ya no espero nada de nadie ni espero a nadie. Tiempo es lo que no me queda para regalar.
¡Di todo de mí, y mucho más! Si quieres tiempo, no lo negocio con nadie, a nos ser que lo puedas comprar.
Y si me volví una roca, aprendí a romper las cáscaras de acero, que me volvieron una fiera a la defensiva. Y las cambié por la llamas del deseo de querer ser feliz. Dejando de lado todo lo que me hundió o me quiere perjudicar. Perseverancia nunca me faltó, porque siempre creí en mí y en mis capacidades. Pero está vez no tropiezo con lo que se que me a tirar al suelo. Pero el día que suceda, será porque yo lo elegí. Pues no me obligo nunca más a permanecer en lugares que no tienen nada para mí o personas que no me merezcan.
No soy egoísta. Soy sincero conmigo mismo, lo suficiente como para tomarme con pinzas todo lo que me rodea.
Y si quieres que te crea, pues a las palabras se las lleva el viento. Y a los echos me remito. Y sólo así, estoy dispuesto a darte un poco del tiempo, que tanto cuido como oro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario