Me siento tan desprotegido...tan desolado.
Tiré sobre la mesa las cartas que me quedaban, buscando aquél comodín que me salvara.
Pero ya es demaciado tarde. La partida está por terminar.
Y como una brújula que perdió su norte, me siento tan confundido... tan desorientado.
¿Hacia dónde me dirijo, sin mis principios y sin mis convicciones?
No hay nuevo rumbo, si el que no quiere ver, no acepta lo que mira, si niega lo que lo perturba por miedo... Mientras tanto, el miedo te devora la vida. Mientras tanto, se escapa el tiempo, y es la muerte la que te espera, con paciencia, en la otra esquina.
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