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viernes, 24 de enero de 2014

El papel más triste

Caminando por la última senda que me queda, busco un pequeño brote de esperanza, que me mantenga en pies. Un rayo de luz que me guíe hacia una salida, que me mantenga lejos de este dolor inmenso que me está matando.
Ya no quiero que me arropen en una mentira. No quiero ponerle curitas a esta cicatriz profunda, grabada en mi pecho.
Ya mi alma lo sabe... Lo siente...
¡Ya no tiene consuelo!
Alzo la mirada hacia el cielo, y perdido en un avismo de agonía, busco respuestas para poder encontrar el motivo que me mantenga vivo.
Busco en lo alto, y ya no encuentro nada que me distraiga de este mal, que no se quiere desprender de mi pensar. 
Estrellas... Las observo, y solo pienso que ya no puedo ver lo bello en ellas.
Ya no poseen esplendor, dulzura o grandeza. Ni siquiera importa si ahora me pueden cumplen algún deseo.
No puedo dejar de pensar en la abismal distancia que nos separa.
Tan lejos se encuentran mis manos de tu cuerpo...  ¡Tan lejos!
Y aún sabiendo que estamos a metros de vernos a los ojos, entiendo que somos astros distantes.
Como las estrellas, ¡Así de lejos, se encuentra su amor del mío!
A pesar de que me duela en el alma, me he de acostumbrar a la idea, de que jamás podré ser parte de su vida.
Bajo la mira en este maldito silencio, y lo recuerdo...
Recuerdo cada noche que lo he deseado con tantas ganas, con tantas fuerzas...
Tantas súplicas de amor, tantas lágrimas de dolor, que sólo la almohada sabe cuánto he llorado sobre ella.
Me la pasado escuchando canciones nostálgicas. Al menos, tal vez de esa manera, me venga a visitar en mis sueños diurnos.
¡Este es mi santo remedio!, mi sobredosis de masoquismo, y mi necesidad de él.
De esa forma, podré abrazarlo y amarlo como más deseo. 
Todo es un final efímero, una utopía despiada, y un invento de mis fantasías, que sólo serán eso... ¡Un invento!
Lo amo con todas mis fuerzas y mucho más. Lo amo con locura total.
Pero él jamás lo sabrá, y yo seguiré muriendo solo, y a paso lento.
Él es el carcinoma que me va comiendo por dentro. Y sin importar que me estoy muriendo en vida, aún así, lo sigo queriendo.
Cuánto dolor cargo en el alma. Son kilos de sufrimiento por día.
Poder verlo a diario, pero sólo como amigo.
Duele saber que está a mi lado, y saber que sus pupilas no se iluminan como las mías.
Sufro al ver que su corazón, no bombea vida como el mío, cuando lo veo llegar.
¡Lo amo!, ¡En verdad lo amo!, y sin él no puedo vivir.
¡Que aventura más despiedada que me ha tocado vivir! Un cuento de hadas, que al final de la historia, no tiene final feliz para mí.
Ese príncipe azul de mis sueños, ya tiene a su princesa romántica de películas.
Y cuando se cierre el telón, y al finalizar esta función... Hoy y para siempre, el papel más triste, es el que me tocará a mí.

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