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miércoles, 4 de junio de 2014

Cuando sea grande

Cuando sea grande quiero ver como voy superando al tiempo, como lo voy dejando en el olvido y lo voy quitando de mí pensar.
Antes dependía aquel, al estar atado y ligado por ese vinculo temporal.
Ahora quiero ver, cómo voy separando en capítulos, el resto de mi vida. Me estoy preparando para disfrutarlos, uno por uno, hasta llegar al final de mí historia terrenal.
Cuando sea grande tengo como expectativa, ya haber cumplido con mi propósito y fin, para el cual yo vine al mundo. Porque cada persona tiene una misión que cumplir antes de morir.
Misiones y propósitos que hacen la diferencia entre las personas.
Tengo como objetivo cumplir todos mis sueños y metas que tiempo atrás soñé y elegí para ser alcanzadas. Llegar hasta el último minuto de vida, con una sonrisa en mi rostro, y que quede grabada como una cicatriz que nunca morirá.
Cuando sea grande quiero ser el héroe de mis hijos y el príncipe azul del amor de mi vida, por ser quien superó cada problema, y se levantó de cada caída.
Por superar cada etapa que creí insuperable.
En los momentos más difíciles de mi lucha, muchas veces creí que nunca lo iba a lograr. Pero de una manera u otra, pude seguir adelante.
Cuando pase el tiempo y sea grande tendré que actuar para no cometer, cada uno de mis errores pasados. 
Me perdonaré a mí mismo, aprenderé a ser perdonado, y perdonaré a quien le hice la cruz alguna vez.
Cuando sea grande recordaré lo que quise olvidar por dolor, y lo veré de otra manera. Con valores, gratitud y compresión.
Quedarán buenas acciones, de las cuales estaré muy orgulloso. Y malas desiciones, de las cuales aprenderé para no caer en las mismas equivocaciones.
Las haré notar para que me recuerden en algún rincón de la memoria, y para no ser enterrado en el olvido.
Cuando sea grande y pase el tiempo haré grandes cosas que nunca pude hacer por mi actitud inmadura.
Llegaré a hacer todo esto cuando sea grande. Cuando sea grande.

Atardecer

Inspirador para presenciar, y perfecto para olvidarse de todo. Ideal para dejar de lado, por un instante, al resto del mundo, sin miedo a tener que perder nada, sin apuros por conseguir algo más.
¡Sólo importa ver como el sol se va!
Es postrarse en la presencia de lo magnifico, en lo que se destaca en el paisaje. Es mostrarle al cielo que hay quienes saben valorar, quienes aprenden de la gratitud, y se empeñan en expresarla.
El tiempo se detiene en el atardecer, porque sabe que algo está a punto de culminar. Un ciclo se cierra para abrir otro nuevo, y lo demuestra con ardor, con colores vivos, llamando la atención.
Rojo de pasión y amarillo de potestad.
Naranja, es el símbolo que representa la unión de ambos. La creación del sacrificio genuino soportado por amor.
Es una explosión majestuosa que destella el sacrificio que el sol dejó.
Desde un principio, aparece obediente, y hasta el final de su carrera llega, sin faltar.
Jamás se demoró, pues su puntualidad demuestra suma lealtad. Demuestra que él es de fiar, y que nunca puede fallar.
De ninguna manera, él puede mentir, ya en su forma de ser no existe tal falsedad.
Con poder, ilumina a todos en la cima, demuestrando total autoridad.

Anormal

Anormal es quien decide ser portador de la verdad, y quien lucha cada día contra el “hipócrita” que lleva adentro.
Es aquel que a pesar de cometer errores, reconoce que los comete. Y si cometió una falta contra alguien, recurrirá al perdón, porque su conciencia le enseñó que algo hizo mal, y sin dudarlo, hará lo que crea que es lo correcto.
Anormal es quien, si se dispone a realizar algo, lo hace y no deja para mañana lo que estipuló para hacer hoy.
Es quien no espera a llevarle flores a alguien que puede perder, más lo que puede dar, lo entrega en vida.
Es quien no se calla, y no guarda las importantes palabras que tiene que decir. Y a pesar de sentir miedo, no se deja manipular por la situación.
Anormal es quien reconoce que sus problemas no son, ni más grande ni más chicos que los demás. Y que nada de uno mismo, estan importante como para despreciar el esfuerzo ajeno.
Es quien decide aferrarse al amor antes de preferir alejarse de todos por el odio.
Es quien reconoce que puede aprender de todo aquel que esté dispuesto a enseñarle.
Es quien agacha su mirada, y se deja exhortar para aprender la lección.
Anormal es quien se abre totalmente de corazón para ser sincero y franco, y que prefiere hablar con palabras y no con miradas.
Es quien respeta todas las decisiones, pero que interfiere en las que pueda ocasionar daños, ya sean decisiones que afecten a la misma persona, o sean decisiones que puedan llegar a afectar a los demás.
Anormal es la persona sabia, que entiende que ocupa un rol importante, para con sus seres queridos, y todos los demás con quien se relaciona. 
Anormal, Una buena persona, pero una persona en fin.
Personas anormales hay pocas en este mundo normal, un mundo irónico, que está repleto de personas. O tal vez, irónicas personas, que dicen ser normales.
Los principios de la anormalidad son necesarios, cuando el mundo se torna normal, y lo normal es peligroso.

Tus ojos

Tus ojos son mi esperanza, la guía certera que me conducen a tu alma.
Belleza destellan tus pupilas, y perdido, contemplo esa mirada.
Es otro paisaje en el que me quiero quedar grabado, sin intención de querer regresar.
No hay otro deseo en mí, más que seguir atento, seguir hipnotizado y jamás despertar.
Tus ojos seductores, son más que los cebos, que me conducen a la trampa.
Y por ser la estúpida mosca, me convertí en la presa que cayó sobre tus telarañas.
Se produjo la caída que tanto esperabas y la que yo añoraba.
Con tal de seguir en tu observar, sin darme cuenta, revelé el secreto que provocó que se abriera el umbral.
La respuesta estaba en tu mirada, y por tal motivo no me quise marchar.
Tus ojos abrieron la ventana escondida,
haciendo que se fugara toda la verdad.
Jamás me tocó gastar una sola palabra,
ni tener que concentrarme para escuchar.
Sólo dos miradas, conectadas profundamente, bastó para conocer la simbiosis, que dio lugar al despertar del alma.
Dos miradas, desentrañando los enigmas existenciales, de dos universos ambiguos, con tan sólo observar y resplandecer.

Amigo (Que no te vea, no significa que me haya olvidado de ti).

Amigo, hace tiempo que no te veo, pero aún sigues aquí presente.
Hace tiempo que no me hablas, y aún así, simulo oír tu vos en algún rincón de mi corazón.
A veces suelo buscarte, ¿Quién sabe dónde?, tratando de entender porque te fuiste.
Debes entender que han pasado muchos años y que aún no puedo asumir tu adiós.
Una vez te vi, y estabas a mi lado. Me hablaste y te hablé. Y al decir cuánto tiempo te venía extrañando, no lo pude evitar y te lloré un mar de lágrimas que jamás tuvo consuelo.
Amigo, en mi mente te recuerdo con ese rostro risueño, y te observo allí parado, mientras que en dos me quiebro.
A las vivencias del pasado me aferro y a nuestras miles de aventuras, con desesperación recreo. Es como ver fotografías en familia, que de página en página, toda una vida se pasea en frente de mis ojos.
Te miro y me miras; me sonríes y te sonrío.
Con la cordialidad de nuestras manos, representabamos el fiel saludo de dos buenos amigos. Y luego, comenzábamos un largo recorrido. 
¡Y allí va el reencuentro de dos locos aventureros!
¡Vaya, que lindos momentos, caminante sin miedos!
Aunque no estés aquí presente, permaneces en mi interior.
Sigues latente en mi corazón, bien adentro, en lo más profundo de mi ser.
Te he aferrado a mis más grandes amores y a mis más grandes temores.
No hay día que no le pida y le implore a Dios que mi amor por ti jamás quede en el tiempo.
Les he hecho prometer a mis memorias que te escriban una hermosa historia que no tenga inicio ni final. Simplemente que transcurra, y que dure en la eternidad, hasta que llegue a mi propio fin.
Amigo, sigues siendo mi querido hermano del alma, y aunque, de tu camino terrenal te hayas despedido, aún dejas una sonrisa imborrable, marcando un sendero iluminado por todo el cielo.
Ahora eres un guardián más en las moradas celestiales y una estrella más de todo mi universo.
El tiempo pasará y volará más rápido que un jilguero.
Golpeará fuerte pero no tardará, ya que tardará lo mismo que un aguacero.
Y aun así seguiremos siendo amigos, y seguiré diciéndome a mi mismo:
Amigo, que no te vea, no significa que algún día me vaya a olvidar de ti.