Anormal es quien decide ser portador de la
verdad, y quien lucha cada día contra el “hipócrita” que
lleva adentro.
Es aquel que a pesar de cometer errores, reconoce
que los comete. Y si cometió una falta contra alguien, recurrirá al perdón, porque su conciencia le enseñó que algo hizo mal, y sin dudarlo, hará lo que crea que es lo correcto.
Anormal es quien, si se dispone a realizar algo, lo
hace y no deja para mañana lo que estipuló para hacer
hoy.
Es quien no espera a llevarle flores a alguien
que puede perder, más lo que puede dar, lo entrega en vida.
Es quien no se calla, y no guarda las importantes
palabras que tiene que decir. Y a pesar de sentir miedo, no se deja
manipular por la situación.
Anormal es quien reconoce que sus problemas no son, ni más grande ni más chicos que los demás. Y que nada de uno mismo, estan importante como para despreciar el esfuerzo ajeno.
Es quien decide aferrarse al amor antes de
preferir alejarse de todos por el odio.
Es quien reconoce que puede aprender de todo
aquel que esté dispuesto a enseñarle.
Es quien agacha su mirada, y se deja exhortar para
aprender la lección.
Anormal es quien se abre totalmente de corazón
para ser sincero y franco, y que prefiere hablar con palabras y no con
miradas.
Es quien respeta todas las decisiones, pero que
interfiere en las que pueda ocasionar daños, ya sean decisiones que
afecten a la misma persona, o sean
decisiones que puedan llegar a afectar a los demás.
Anormal es la persona sabia, que entiende que
ocupa un rol importante, para con sus seres queridos, y todos los demás con quien se relaciona.
Anormal, Una buena persona, pero una persona en fin.
Personas anormales hay pocas en este mundo normal, un mundo irónico, que está repleto de personas. O tal vez, irónicas personas, que dicen ser normales.
Los principios de la anormalidad son necesarios, cuando el mundo se torna normal, y lo normal es peligroso.
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