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viernes, 16 de febrero de 2018

A la tercera va la vencida

Dime que se siente tenerlo todo, y saber que pronto lo vas a perder.
Pensar en los errores cometidos, y sin pensarlo, volverlos a cometer.
No hay lugar para la sabiduría, cuando yacemos con los ojos vendados.
A la tercera va la vencida, y luego nos toca caer echos pedazos.
Y en el vacio helado del avismo, recordarás como se sentía el calor de su piel. Te consumirán tus demonios internos, cuando la verdad salga a la luz por primera vez.
Descubrirás lo importante que aquella persona era, por no valorarla mientras la tenías.
Y las lágrimas te harán entender a la fuerza, que tu mundo se fue despedazando sin su compañía.
Comprenderás que el tiempo no volverá hacia atrás jamás, ni aunque pagues con sangre, ni aunque cumplas con lo que alguna vez le prometías.
A la tercera es la vencida, luego tu alma permanecerá inerte. En pocas palabras, helada y vacía.
La próxima vez no te equivocarás, y al ser mejor persona con alguien más, recordarás cual fue el castigo.
Perder algo cuando lo tuviste, y no valorarlo cuando estaba contigo. Conocer a alguien nuevamente, y ser el que exiga ser comprendido.
No ser valorado y alguna vez no haber valorado, van de la mano cuando en carne propia lo has vivido. Tal vez sea el karma que a todos nos llega en algún momento, o el juego despiadado, de lo que llamamos destino.

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