No me odies por desear tu cuerpo, con lo más profundo de mi ser, y por volverme carne contigo, mientras nos fundimos en una sola piel.
Haré que tu tórax se salga de tu pecho, para dejar que tu corazón se agite como fiera, mientras galopa por mis praderas.
Y mientras el sudor derramado, recorre por nuestros cuerpos desvanecidos, nos miraremos a ciegas.
Nuestros latidos descarrilados, harán eco en nuestras cabezas, hasta dañarnos las neuronas. Y nos seguiremos amando.
Arderé en el infierno cuando te regocijes, por haber profanado mi templo, y por haber comido del fruto que nos fue prohibido.
Y entre tantos sollozos y gemidos de placer, esperaré el último jadeo de tu boca, mientras te veo caer derrotado.
Te sostendré entre mis brazos, y romperé tus labios, para saborear el éxtasis final. Y en ese último beso, sabremos cúanto hemos ganado, al habernos condenados.
Jamás me arrepentiré de haberme encontrado envueltos en llamas, mientras lo hacíamos con desesperación.
Me volveré el ser más egoísta que ha de existir, para poder someterte sólamente a mí, para esclavizarnos a la pasión.
Y daría sentencia de muerte a todo un mundo, para mantenerte vivo en el mio.
Será nuestra sentencia.
Habernos sentidos vivos, por una noche, para amarnos, y morir por la eternidad, poco a poco, al alejarnos.
No es mañana cuando deberías estar haciéndolo. ¡Apresúrate antes de que raye el alba! Después será el momento en que, todo ser humano, deberá sentirse realizado por completo.
Seguidores
martes, 20 de febrero de 2018
Sentencia
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario