Mientras tus ojos claros se convinaban con los claros de la luna, destellaste el arma más poderosa de la creación.
Una supernova radiante, que penetró en mi mirada, acariciando dulcemente el alma. Te clavaste en mis pupilas a la velocidad de la luz, y para cuando quise voltaer para otro lado, ya era demaciado tarde.
¡Te habías apoderado de mí!
Tu mirada liberó el hechizo que me llevó a la perdición.
Caí derrotado antes tus pies, por no soportar tanto explendor.
Y para cuando me tomaste de la mano, supe en ese instante, que ya no tenía salvación.
No es mañana cuando deberías estar haciéndolo. ¡Apresúrate antes de que raye el alba! Después será el momento en que, todo ser humano, deberá sentirse realizado por completo.
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miércoles, 28 de febrero de 2018
Tu mirada

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