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jueves, 1 de febrero de 2018

Poesía I

Bésame léntamente, y desvanécete sobre mis labios. Repósate sobre ellos, y perdámonos en la más hermosa locura.
Aproxímate y tócame dulcemente, para enrredar nuestros cuerpos en las sávanas de seda.
Ensendamos el fuego de nuestros corazones y quememosnó a besos ardientes, dejándonos marcados para siempre.
Devórame con tus ojos, que yo no perderé de vista a tu boca. Y mientras nos despedazamos, hasta que se nos agote nuestro último aliento, marquemos nuestros cuerpos desaforádamente.
Respira de mi aire, y aliméntate de mis besos. Recórreme con tus manos, y tócame con tu pecho. Te harás adicto a mi, y no podrás vivir sin tenerme a cada instante, sin que yo esté lejos.
Dirás mi nombre cuando te estés muriendo, cuando te esté faltando mi perfume en cada rincón de tu cuerpo.
Y seré el sustento de tu alma, y el alimento que te haga falta, porque tu me vuelves la razón de que esté vivo cada mañana.

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