Bésame léntamente, y desvanécete sobre mis labios. Repósate sobre ellos, y perdámonos en la más hermosa locura.
Aproxímate y tócame dulcemente, para enrredar nuestros cuerpos en las sávanas de seda.
Ensendamos el fuego de nuestros corazones y quememosnó a besos ardientes, dejándonos marcados para siempre.
Devórame con tus ojos, que yo no perderé de vista a tu boca. Y mientras nos despedazamos, hasta que se nos agote nuestro último aliento, marquemos nuestros cuerpos desaforádamente.
Respira de mi aire, y aliméntate de mis besos. Recórreme con tus manos, y tócame con tu pecho. Te harás adicto a mi, y no podrás vivir sin tenerme a cada instante, sin que yo esté lejos.
Dirás mi nombre cuando te estés muriendo, cuando te esté faltando mi perfume en cada rincón de tu cuerpo.
Y seré el sustento de tu alma, y el alimento que te haga falta, porque tu me vuelves la razón de que esté vivo cada mañana.
No es mañana cuando deberías estar haciéndolo. ¡Apresúrate antes de que raye el alba! Después será el momento en que, todo ser humano, deberá sentirse realizado por completo.
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jueves, 1 de febrero de 2018
Poesía I
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