Mi
amor florece, florece
y se deshoja.
Llega
al punto de madurez y cae.
Se
precipita al vacio y no lo puedo encontrar.
Mi
amor ya no es amor.
Se
vuelve desamor por el dolor.
Desprecia
lo que tiene, y rechaza
lo que se aproxima hacia él.
Con
agonía, se marchita en silencio, y con
tristeza, se despedaza.
¡Ay, pobre de mi amor!
No quiere sufrir, quiere dejar de existir.
Ya
no cree en los cuentos de hadas, pues
su cuento de sueños se volvió una pesadilla cruel.
No
puede dirigir ni una palabra.
Se
las ha tragado el tiempo.
Miedo
a volver a amar.
Desilusión
por atreverse a experimentar.
Ya
no siente mariposas, pues
se devoraron todo el amor.
¡Ay, pobre de mi amor!
Diferente
quiere ser, y lejos
de todo quiere volar.
Ser
libre, escapar de la pasión.
Prefiere
ser esclavo de la libertad y ser emancipado por la eternidad, a que vivir creyendo en el amor.
Golpes soportó, pero la traición lo arrinconó.
Se
sintió defraudado de sí mismo, y ahora nada lo puede animar.
Muerto
en vida, muerto
en soledad y hundido en el llanto.
Sumergido
en lágrimas se quiere quedar.
¡Ay, pobre de mi amor!
Nada
lo convence, pues se convenció por la falsedad.
El
engaño de la vida, y la
aventura que terminó mal.
Creyó
que con otro corazón podría caminar a la par.
Unión,
lazos y lealtad fue lo que esperó.
Prometió
votos hacia un amor leal, pero
así mismo se engañó.
Pues
la promesa se deshizo, y se perdió hasta desaparecer, poco a poco.
Mi amor ya no cree en otros amores.
¡Ay, pobre de mi amor!
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