Seguidores

martes, 21 de agosto de 2018

El juicio final

Dicen que soy muy bueno para todos. Un ser indefenso, con una carita angelical.
Y me llaman por Lucifer, el portador de luz, quien velará por ti, en la tempestad.
Aunque me identifico mejor, con el Ángel caído, el mismísimo que representó al mal.
Puede que hayas visto en mí, lo que yo he querido que veas, al comenzar.
Y puede que en todo este tiempo, haya sido un psicópata, con ganas de jugar.
Las apariencias engañan, y las impresiones son las telarañas, que tiende mi oscura verdad.
Has subestimado la locura que yace enjaulada en mi imaginació. Y has atentado contra mi inestabilidad emocional, que pronto se liberará.
La realidad,  fue tan sólo una ilusión, que te hizo sentir que yo era alguien especial.
Y nunca viste, que por dejarme entrar a tu vida, traía un puñal escondido detrás.
Y cuando se caiga la mentira, y no tenga más máscara para jugar, el infierno se desatará, para dar con tu juicio final.

domingo, 19 de agosto de 2018

Verso IX

Y vas a lamentarlo con el alma, cuándo te clave contra la pared, y te atraviese con mi espada. No sabrás cómo pedirme perdón, cuando mis demonios se apoderen de mi calma. Todo lo que te pude ofrecer, lo has despreciado sin tacto.
Te has embriagado con otro trago de paso, y te jactaste en mi cara, de haber probado de todo, mientras me hacías a un lado.
Cometiste el error, de haber bebido de mí, por última vez.
¡Y te lo juro!
Nadie podrá sacarte de tu interior, mi sabor amargo, ni borrar de tu alma, la marca, con la que te dejaré marcado.
Llorarás, cuando arda en llamas, sediento de venganza.
Tendrás miedo cuando, el brillo de mi mirada, se tiña oscura, y cuando mi mente se torne hostil, contra tus súplicas desesperadas.
Y al verte postrado, sabiendo que ya no te queda nada más que brindar. Te dejaré vacío, como lo has echo conmigo. Arrojaré la botella, inútil y vacía.
Y me iré caminando, completo y realizado.
Con la cabeza en alto, y con el increíble sabor, que me has regalado.

jueves, 16 de agosto de 2018

Verso VIII

Hay muchas maneras para matarse en vida, y elijo sufrir lentamente, en mi habitación.
Mientras la soledad me abraza, sobre este lecho vacío, la agonía me viene a visitar.
La música, quien fue mi fiel compañía, me destruye sin compasión. Y le lloro a la almohada, respirando con agitación. Y le pido que me perdone, lo que yo no me puedo perdonar.
Fue mi corazón una fortaleza, que creía ser impenetrable, pero fue pura ilusión.
Tan fuerte me creí, que en un descuido, todo se derrumbó.
La daga llegó tan hondo, que sentí que la muerte me llegaba. El filo del temor, daño mi orgullo, y desconsolado, me dejó postrado.
De este avismo, no veo luz que me salve. Y en caída, hacía el último impacto, solté todas las cadenas que me sujetaban.
Me dejé llevar resignado, para pagar con la condena que debiera saldar.
Y mientras se consume mi cigarrilo, sólo imaginó ser ese humo, que se desvanece, para no volver jamás a mi estado original.
Impaciente, me deboro peor que la ansiedad. Carcomido, por mis emociones, no me atrevo a sentir algo más.
Si pudiese ser como el cristal, sería transparente, pero en vez de ser incoloro, solo me identifica su fragilidad.
Porque me pude romper en diez mil pedazos. Y nadie podrá volverme a completar, ni aunque recolecte todos los trozos. Porque seré inerte, al haberle entregado el alma, a la persona que de mí se alejó para siempre.

martes, 14 de agosto de 2018

Verso VII

Nada cambiará todo lo que una vez sentí por ti. Aunque sea desdichado en esta vida, siempre recordaré quien me amó de verdad. Y aún, siguiendo mi propio camino, que me lleve al alcantilado inevitable, caeré recordando todo lo vivido.
Hay marcas que quedarán grabadas por siempre, y al pasar los años, allí permanecerán intactas. Y sé que algo me enseñarán con certeza. Para bien o para mal, no las quisiera borrar nunca.
Y aunque, algún día llore más que cualquiera vez, y esté sufriendo a más no poder, en mi ser te quedarás. Y a mí mismo me prometeré, lo volver a causar, aquel daño, que contigo cometí. De rodillas, te pediré perdón por no poder haberte echo feliz conmigo. Y con el alma pagaré el precio, que Dios crea que he de merecer. Y aunque no esté contigo, te desearé la mayor felicidad. Y aunque a veces no me veas, estaré cuidando de ti.
Porque te llevo bien hondo, dentro de mi ser. Porque a la primera vez, nadie la puede reemplazar. Porque fuiste justo conmigo, cuando fui yo quien te abandonó.

martes, 7 de agosto de 2018

Algunas veces

Algunas veces solo quiero desaparecer, y
sentir como se me escapa el último suspiro, mientras se desvanece todo mi ser.
Algunas veces quiero detener el tiempo, para darle paso al silencio eterno, que me hará compañía, junto a la soledad cruel.
Y cuando llegue el momento de morir, las palabras no alcanzarán para expresar todo lo que siento. Y será mi mirada, la que hable demás.
Quisiera destrozar mi garganta, gritando sin impunidad. Romper los límites de mis nervios, y dejarme extallar.
Quisiera creer que pronto todo va a estar mejor, que ya no volveré a llorar.
Pero en este mismo instante, necesito ahogarme con mi llanto, para embriagarme con la maldita realidad.
Y al abrir mis ojos marchitos, volver a intentarlo una vez más. Castigarme en vida, hasta que ya no quede nada más.

viernes, 3 de agosto de 2018

La maldita razón

Tal vez me vuelva loco, por no saber ni como continuar. Y mientras me atrapan las aparías de la vida, mi mente me daña, al compaz de mi alma, que se quebranta.
A un paso de saber vivir, mis ideas atentan contra sí mismas, dejándome en el laberinto, donde volveré a estar muerto en vida.
Mis ojos ya no estan junto a mí. Se han alejado lo suficiente, como para verme despertar.
Y mi alma, que se mantiene dormida, en lecho de mi cama, ya no se anima a soñar.
Y yo, aquí parado, en otro sendero que se difurca de mi realidad. Una parte de mí yendo bien lejos, y la otra, que yace anclada a la mochila que arrastra desde la infelicidad.
Aveces me falta el aire, y otras la libertad.
Duelen mis palabras, cuando sólo las pienso, y cuando se cierra mi garganta, al otorgarle al silencio, la maldita razón, que me condenará.

Pensamientos

Y mientras que a las palabras se las lleva el viento, son mis pensamientos, los que llegarán, aún más lejos.
Pueden ir y volver, a través del tiempo, desvanecerse como el aire o ser, simplemente eternos.
Como el aire que respiro, como el aire que me mata.
Son de doble filo, cuando permanecen entre las sombras, para dar la última estocada.
Ideas que se evaporan y razonamietos volatiles