Tal vez me vuelva loco, por no saber ni como continuar. Y mientras me atrapan las aparías de la vida, mi mente me daña, al compaz de mi alma, que se quebranta.
A un paso de saber vivir, mis ideas atentan contra sí mismas, dejándome en el laberinto, donde volveré a estar muerto en vida.
Mis ojos ya no estan junto a mí. Se han alejado lo suficiente, como para verme despertar.
Y mi alma, que se mantiene dormida, en lecho de mi cama, ya no se anima a soñar.
Y yo, aquí parado, en otro sendero que se difurca de mi realidad. Una parte de mí yendo bien lejos, y la otra, que yace anclada a la mochila que arrastra desde la infelicidad.
Aveces me falta el aire, y otras la libertad.
Duelen mis palabras, cuando sólo las pienso, y cuando se cierra mi garganta, al otorgarle al silencio, la maldita razón, que me condenará.
No es mañana cuando deberías estar haciéndolo. ¡Apresúrate antes de que raye el alba! Después será el momento en que, todo ser humano, deberá sentirse realizado por completo.
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viernes, 3 de agosto de 2018
La maldita razón
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