No conozco a nadie más capaz, para salir adelante.
Tu me enseñaste a querer.
Cuando mi mundo estaba echo pedazos, lograste recomponerlo.
Hiciste que me sienta amado y valorado.
Me diste esperanzas cuando estaba en el abismo, mi rayo de luz.
No llores por mi, que yo también me volveré a levantar.
Toma tu camino sin culpa, porque no tienes riendas.
Ya di un paso al costado, para dejar que vuelves bien lejos.
No voy a cortarte las alas.
Levanta la mirada con seguridad. Has tomado una desicion, y debes hacerle caso a tu intuición.
Tal vez sea una despedida, pero te recordaré como lo mejor que me pasó.
Aprendí a ser guerrero a tu lado, y por primera vez, no usaré muletas cuando sane de esta fractura.
Claro que me duele, pero no sería justo que te pida que te quedes.
Estaré mejor en la próxima estación.
Y espero que, como golondrina, llegues más lejos en tu migración.
Te recordaré por siempre. Siempre formarás parte de mí.
Y tal vez algún día, podamos vernos nuevamente, o en la otra vida.
Y con una mirada, sabremos sobre nuestras vivencias, sin decirnos nada.
Mientras tanto, no te detengas y ten fe una vez más.
Que a dónde llegues, se que harás florecer cualquier campo donde haya muerte.
Y dile al tiempo que te espere en este nuevo trayecto, y a la soledad que te haga buena compañía. Y al final del recorrido, que tú esencia siempre sea la misma.
Se que algún día harás grandes cosas, porque estoy convencido. Y si Dios así lo quiere, que sea tu amor eterno tu siguiente amor.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario