Si tengo que ser sincero, no quiero tener que prometer nada. Todo es incierto, la vida es un enigma y yo soy un misterio.
Quisiera creer que tienes razón, pero aún no me conozco del todo, como para que digas saber quién soy.
¡Lo dudo con certeza y lo digo con razón!
No sé si es que no tengo palabra, si cumpliré con los dichos para llegar a los hechos, o si me retractaré en la siguiente ocasión.
Todo cambia de lugar, todo cambia a su debido tiempo. Equivocarme, me suele salir fácil, como defraudarte, como tener que empezar de nuevo.
No me tengo fe. Y no es porque no pueda o no sirva para eso. ¡Es que no quiero!
¡Me falta esmero, pasión y algo de "huevos"!
A veces todo me da igual y nada me importa. A veces me siento solo y mi existencia no se nota. A veces no les importo, y otras, no me importas. Y todo puede cambiar, y que de la nada, seas mi meta, mi fracaso o una simple apuesta.
Soy un laberinto de posibilidades, y en este, no sé qué me puede tocar. Odio los caminos que se acortan, no lograr encontrar la puerta al final.
Odio volver a dar pasos hacia atrás, haber matado al tiempo, y tener miedo cuando algo me resulta familiar.
Me persigo y soy nervioso, me lamento y me enfurezco. Quiero gritar pero permanezco callado, quiero volar, pero me encuentro atascado.
¡Y así de estúpido me siento!, ¡Y no me quejo, porque me lo merezco!
No me defiendo porque no me comprendo.
Lo que más quiero, suele encontrarse muy lejos, y yo aquí, buscando por cualquier lado o quedándome bien quieto.
Entonces... ¿Qué puedes hablar de mí, si soy impredecible, cambiante y extraño?
¿Qué puedes saber de las incógnitas que me queman la cabeza, y de los problemas que me invaden a diario?
Desconozco mi razón de ser y existir.
Y sólo me quedan mis locuras y mis mañas, mis mentiras que me cuento, para convencerme e irme a dormir contento.
Mis amarguras más profundas, mis heridas más ocultas, mis temores más gélidos y un cúmulo de intentos que terminan en tropiezos.
¡Nunca dije que fuera perfecto!
¡Es el pabellón que me tocó en este manicomio de tercos!
Y me adentro en las cárceles de mi cabeza, Las que me invento, para sentirme libre, con mis propias cadenas, en este mundo esquizofrénico.
Y en esa habitación oscura, una vela que ilumina y que me guía, me mantiene cuerdo. Puedo observar por la venta, como hablas con tu mirada, como intentas colocar en mí, la bandera de tu ego.
Porque te crees superior, y carente de nada. Qué todo lo tienes y que todo lo sabes, porque no tienes fallas.
Y desde aquí veo los hilos que te atan a tu convicción, y como una marioneta que es manipulada, me quieres manipular por tus impulsos narcisistas, tu propia maldición.
No es mañana cuando deberías estar haciéndolo. ¡Apresúrate antes de que raye el alba! Después será el momento en que, todo ser humano, deberá sentirse realizado por completo.
Seguidores
sábado, 5 de enero de 2019
Mecanismo de defensa
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario